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El Moralo se juega la temporada ante el Azuaga

El Moralo se juega la temporada ante el Azuaga

Necesita sumar 4 puntos en las dos últimas jornadas para mantener la cuarta plaza y disputar la fase de ascenso a Segunda B

Miguel Camacho

Sábado, 5 de mayo 2018, 09:22

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No ha podido elegir peor momento el Moralo para pasar el bache que sufren casi todos los equipos a lo largo de una temporada. En las últimas jornadas, cuando estaba peleando por el título y por clasificarse entre los cuatro primeros para volver a disputar una fase de ascenso a Segunda B tras trece años sin hacerlo. Y si bien tras ganar en Coria por 0-1 parecía casi conseguido, tres derrotas consecutivas han convertido el partido del sábado ante el Azuaga en una final.

Esta mala racha se inició ante el Castuera, que hasta visitar Navalmoral no había ganado un solo partido fuera de su casa esta temporada ni históricamente nunca en campo moralo. Lo consiguió ante un equipo que buscaba el triunfo para mantenerse en lo más alto de la clasificación en solitario. El cuadro turronero no se achantó y arrancó los tres puntos tras ganar por 1-2 con ciertas dosis de fortuna, al marcar el primer gol el local Lolo en propia meta en un golpe franco sin aparente peligro y el segundo, ya en el descuento, aprovechando un resbalón del central Dani siendo el último defensor. Cruel desenlace para quien más lo estaba buscando y premio gordo para quien ya daba por bueno el empate.

El segundo partido de este mes fatídico, en Plasencia, tuvo unos prolegómenos polémicos por un desafortunado video de un jugador de la UPP, David Durántez, con amenazas y graves insultos hacia el Moralo, acompañadas con un cuchillo, que alguien subió a las redes sociales. Tan desafortunado fue su contenido que el Juez Único de Competición decidió abrir un expediente extraordinario y llevó a la directiva verde a elaborar un escrito mostrando su más «absoluta repulsa. No podemos consentir ni tolerar este tipo de conductas, que nos parecen absolutamente fuera de lugar, por lo que pedimos la actuación de las instancias correspondientes para erradicar este tipo de actos», se decía.

El video en cuestión fue difundido por televisiones, radios y periódicos de todo el país, junto con las disculpas del jugador, que aseguraba que no pretendía incitar a la violencia, cuando estaba amenazando con un cuchillo. Y todo para que el Moralo «no les quitara» el tercer puesto, que, curiosamente, nunca habían ocupado los placentinos esta temporada hasta ganar por la mínima, 1-0, a los de Emilio Gil con más eficacia que juego.

Los presidentes de ambos clubes rebajaron la tensión durante los días previos y finalmente no hubo ningún problema entre las aficiones.

En Jerez, en el descuento

Y llegamos al partido de Jerez, donde el equipo de Navalmoral tuvo ocasiones suficientes para traerse los tres puntos, pero sin embargo se vino de vacío tras recibir otro autogol en el descuento, 2-1.

En fin, que la presión parece estar afectando a una plantilla que no estaba confeccionada para luchar hasta hace tres jornadas por el título y que no tiene la obligación que tienen otros, como Cacereño, Don Benito o Plasencia, para estar entre los cuatro primeros por presupuesto y potencial.

Tras los marcadores de la 36ª jornada el Don Benito es líder con 83 puntos, al beneficiarse de la derrota del Cacereño en Aceuchal (2-1). Los de Cáceres suman 81. El Plasencia es tercero con 80, mientras que el Moralo se ha quedado en 76 tras perder los tres últimos encuentros, en los que ha marcado dos goles y ha recibido cinco. El Coria sigue al acecho, cada vez más cerca, con 73.

Pero el Moralo ha demostrado a lo largo de la temporada tener mimbres para plantar cara a los grandes, aunque al final la liga se le esté haciendo larga. Necesita sumar cuatro puntos de los seis en disputa frente a rivales que no se juegan nada, el Azuaga en casa y el Santa Amalia a domicilio, para terminar entre los cuatro primeros, lo que sin duda merece.

Y para ello necesita el apoyo de la afición, que el sábado debe reventar las gradas y llevar en volandas a los de Emilio Gil. En sus manos está. Pero con deportividad. Sin cuchillos.

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