El Moralo, a dar el cien por cien en Linarejos

De vueltas a 1997. El Moralo visitará el domingo el estadio Linarejos veintidós años después en circunstancias parecidas. No estará el ascenso a Segunda B en juego, pero sí pasar a la eliminatoria final para intentar conseguirlo.

La ventaja de 2-0 sobre el Linares obliga al cuadro andaluz a buscar el portal de Diego García desde el comienzo. Así pasó entonces también hace dos décadas ya que a los locales solo les servía ganar.

«Sabíamos lo que nos encontraríamos, pero el equipo siempre estuvo firme en los buenos y malos momentos. Estuvimos muy concentrados y siempre animándonos, sabiendo que nos valía el empate pero sin renunciar a la victoria. Ese puede ser un punto clave este domingo, no solo hay que defender muy bien sino que hay que intentar marcar», advierte David, el hombre que marcó el 0-1 con el que el Moralo se aseguró aquel ascenso.

El Linares ya demostró en Navalmoral ser muy fuerte y lo será más en su campo con la ayuda de su público.

«Somos muy cautos, aún no hemos hecho nada», señala el guardameta verde, que añade que «queda otro paso por dar y será complicado porque ellos apretarán e intentarán intimidarnos, pero confiamos en nuestras posibilidades. Debemos estar preparados para un partido con mucha tensión, hay que jugar como lo hicimos en casa. Tenemos que dar el cien por cien cada uno, tiene que ser así en este tipo de partidos y no arrugarse».

A los jugadores del Moralo les será difícil abstraerse del ambiente que se encontrarán en Linarejos, pero en escenarios exigentes durante la temporada el plantel de Diego Merino ha dado la cara: «los valores que transmite el equipo es para estar todos orgullosos. Lo dejarán todo sobre el campo, no me cabe ninguna duda, se exprimirán al máximo», asegura el entrenador.

Fotografía histórica

Así lo hicieron los de la fotografía que ilustra esta información. De izquierda a derecha Márquez, Peralta, Etxaburu, Criubaldo, David y Pulido; abajo, Modesto, Iván, Simón, Iñigo Bilbo y Tito. También jugaron Juanjo, Jabato y Gori.

Nadie se acobardó y el Moralo superó el ambiente y al rival.