

Treinta de los 40 años de existencia de la Escuela Morala de Fútbol, que cumple en 2020, ha sido presidente José Luis Paniagua, quien a finales de junio anunció que había llegado el momento de «dar paso a nuevas generaciones».
En su carta de despedida, Paniagua asegura que la Escuela es ampliamente reconocida «como una de las más importantes y más antiguas» dentro y fuera de Extremadura, para decir a continuación que sería larguísimo relatar sus éxitos deportivos.
«Éstos quedan para la historia del club. Lo que sí quiero reconocer públicamente es nuestro éxito de fútbol base, con la incesante aportación de jugadores al Moralo, y a los diferentes jugadores que han salido de nuestra filas y han conseguir llegar a las más altas cotas futbolísticas».
Después da las gracias a todas las personas con quienes ha compartido las juntas directivas, ya que sin su ayuda «hubiera sido imposible llevar a buen puerto este barco», igual que a entrenadores, monitores y directores deportivos, «verdaderos pilares del funcionamiento de la escuela».
También a los diferentes equipos de gobierno del Ayuntamiento y a la Federación Extremeña de Fútbol, «que siempre nos ha apoyado y ayudado para seguir adelante».
Paniagua afirma, para terminar, que «siempre llevará en un rinconcito de mi corazón a la Escuela Morala de Fútbol».
Rápida respuesta
La carta de renuncia de José Luis Paniagua tuvo respuesta inmediata del nuevo presidente del colectivo, Javier Pascasio, que dice que «recién aterrizados» le gustaría mostrar su agradecimiento a personas que a lo largo de los 40 años de historia de la entidad «se han dejado parte de su vida para que, a día de hoy, podamos seguir disfrutando del principio fundamental que allá por 1980 instaurasen Antonio Jara y un grupo de osados que comenzaron esta andadura: la formación en valores deportivos y humanos de niños y niñas a través del fútbol».
Pascasio añade que ese «aterrizaje» ha sido muy sencillo, «precisamente por el trabajo que se ha realizado años atrás».
A partir de ahí entró en el capítulo de agradecimientos, empezando por el propio Paniagua, «responsable primero y último de todo lo bueno que esta escuela ha vivido bajo su gestión, restando tiempo a los suyos para dedicárselo al crecimiento de nuestra entidad».
Pero también a Ramón Pérez, «por su orden, su celo y su cuidado a la hora de desenvolverse entre tantos papeles»; a Juan Luis Barrios, por su «paciencia y talante para coordinar viajes y poner de acuerdo a un colectivo tan amplio»; a Valentín Fernández, Tinín, «compulsivo amante de este deporte», y a Carlos Sánchez, «por querer continuar cerca de esta nueva junta directiva».
La relación se completa, a título póstumo, con Ricardo Sánchez, «sin más interés en su vinculación deportiva con nosotros que la formación, desde los más pequeños hasta las categorías más altas».
Javier Pascasio termina su presentación dando las gracias «a todos los que fueron y no están en esta pequeña lista. Del trabajo de todos y cada uno nos ha llegado este legado tan bien estructurado con el que esperamos estar a la altura. A directivos, monitores, padres y madres… y por supuesto, a nuestros mejores embajadores, los niños y niñas que desde 1980 han hecho de la Escuela Morala un referente a nivel local, comarcal, regional y, porqué no decirlo, nacional».
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