Basket Club Navalmoral pide que el pabellón lleve el nombre de Ismael Moreno

La actual directiva de Basket Club Navalmoral aprovechó la reciente celebración de las 24 Horas de Baloncesto para pedir al Ayuntamiento que el pabellón del barrio del Molinillo lleve el nombre de su fundador, Ismael Moreno, fallecido de forma prematura con solo 36 años.

De hecho era la segunda edición del torneo dedicada a la memoria de Isma, «un loco del baloncesto que salvó este torneo de su condena al ostracismo. Una pasión que le prendó desde pequeño, que desarrolló primero como jugador y después como entrenador o que le hacía despertarte a la una de la madrugada para comentar un nuevo ejercicio o diseñar una nueva jugada. Una pasión que le llevó a convertirse en seleccionado y también en emprendedor, porque su pasión no podía ser única y la tenía que contagiar. Y fue así como se puso el mono y comenzó a trabajar para que este deporte se convirtiera en la pasión de Navalmoral».

Ahí recuerdan que, «pizarra en mano», transformó el extinto ADK en BCN para llevarse dos campeonatos consecutivos de la liga provincial y levantar la copa de campeón regional.

«Así comenzó a crear referentes y referencias en la ciudad, pero eso se le hacía poco. Tenía que enfundarse los guantes e ir a pelear contra instituciones y patrocinadores para conseguir tener un equipo en Liga Nacional. Sus únicas armas, un convencimiento pleno y una eterna sonrisa. Lo logró. Era imposible decir que no a tanta perseverancia, a tanta constancia. Es más, tan loco estaba, que creyó posible traerse a argentinos, polacos y croatas a jugar y sin cobrar y demostró que los molinos no eran gigantes».

Conquistar la ciudad

Su objetivo último, añaden desde el club que puso en pie, fue que el baloncesto «conquistara» la ciudad a través del Basket Club Navalmoral, «una entidad con la que iniciar en este deporte a niños y niñas desde temprana edad, algo que parecía imposible conseguir en vista del poco dinero y la escasa afición. Lo consiguió y hoy más de 200 jóvenes de todas las edades han pasado a formar parte de esta gran familia que suman baloncesto y BCN».

Por todo ello, «sabiendo que, esté donde esté, nos estará siguiendo con un cubo de palomitas en las manos y sin dejar de sonreír, como hacía todo en la vida, queremos pedir que este pabellón lleve su nombre. El de un ejemplo que el baloncesto debe tener siempre presente; el de un referente de alcanzar sueños. Nuestro 8 eterno».

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