

Carlos Roque Ramos
Domingo, 22 de marzo 2020, 11:03
Si, hoy quiero denunciarte primavera, hasta el último momento tuve la esperanza de que no te atrevieras. Pero me equivoqué y apareciste puntual a tu cita estacional ajena a todo lo que está ocurriendo, por eso quiero denunciarte, por irresponsable e irreverente, ¿cómo puedes florecer en medio de tanto miedo? ¿cómo te atreves a renacer en medio de este caos? . ¿Pero no ves que lo que toca ahora es ser comedidos y responsables?.
No podemos permitirnos extravagancias que distraigan nuestro objetivo, no podemos consentir que tú no te hayas enterado de lo que está ocurriendo y sigas con tu rutina anual de florecer y llenarnos de luz, de color, de vida...
¿Cómo puedes ser tan inconsciente y atreverte a impregnarnos de lluvia y aire fresco?, ¿pero no ves la que está cayendo?, parece que tu tozudez no entiende de situaciones de alarma, eres ajena a todo y sólo piensas en tí, en tu orden de belleza para que nada pueda alterar tu cometido.
Pero creo que te entiendo, pareces ajena cuando en realidad eres cómplice, si, cómplice de estas circunstancias que nos obligan a replantear nuestras inamovibles y contrastadas conductas, cómplice de nuestras pausas, de nuestras dudas, de nuestros miedos e inseguridades.
Quizá te aliaste con el destino y ambos escudriñasteis un plan para darnos una lección de humildad, para decirnos que aunque nos creamos poderosos y dueños de nuestro destino, no somos más que una débil hoja a merced de una tenue brisa que cuando se convierte en tempestad nos puede hacer desaparecer.
Pero ahí estás tú, inamovible, pero no por ajena, sino por cómplice de todo esto y formando parte de esta dura lección, y enseñándonos que realmente el control no es nuestro y que de forma irreverente y hasta insultante nos abofeteas con tu inaplazable cita anual.
Nos insultas regalando vida en mitad de la muerte, nos insultas dando color a tanto gris y nos enseñas que esta lección no es para tí, que tú puedes prescindir de las circunstancias para llevar a cabo tu misión de color, que el problema es nuestro porque nosotros lo hemos creado o al menos alimentado.
Nos insultas con tu pragmática lección de sobriedad y luz, nos insultas con tu elocuencia vital y nos haces florecer para seguir teniendo esperanza. Gracias.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.