

Más de tres semanas llevan los vecinos de la zona de Pozo Rancón y Navarrosa siguiendo a las andanzas de un perro abandonado, un mastín, que llegó al barrio tras deambular días antes por la carretera del cementerio, dando la impresión de haberse escapado de una parcela del entorno.
Se trata de un animal tranquilo y cariñoso, pero de gran tamaño, lo que puede asustar a los niños y provocar algún incidente aunque no quiera hacerlo. O ser él mismo atropellado por los numerosos vehículos que transitan por la carretera del cementerio o la Nacional V.
De ahí las llamadas que han hecho algunos de esos vecinos para dar a conocer la situación del perro y pedir su recogida. Primero a la Policía Local, donde les aseguraron que lo sabían, pero que no podían hacer nada al no llevar chip; después al Ayuntamiento y más tarde a la protectora de animales Kronos. Responsables de ésta les dijeron que tienen constancia de su presencia y que están en contacto con el Ayuntamiento para que les ceda un espacio donde poder meterlo hasta conseguir una adopción, ya que ellos no tienen sitio físico, trabajan en acogida y un animal tan grande no se puede meter en un piso.
Llamadas que han repetido sin resultado alguno, como demuestra que el mastín ha sido fotografiado en la mañana del jueves deambulando por los contenedores de basura de la zona peatonal, provocando, por un lado, sentimientos de pena por su abandono, pero también de preocupación, insistimos, por su tamaño.
¿Quien debe hacerse cargo?
De ahí la preguntan que se hacen sobre quién debe hacerse cargo de los perros abandonados que deambulan por las calles. La respuesta está en la nueva Ley de Bienestar Animal, que dice que son los ayuntamientos los encargados de gestionar la recogida de animales abandonados las 24 horas del día, algo que hasta que entró en vigor solía recaer en entidades privadas, como protectoras.
Así se dice en el artículo 22. «Corresponderá a los ayuntamientos la recogida de animales extraviados y abandonados y su alojamiento en un centro de protección animal. Para ello deberán contar con un servicio de urgencia para la recogida y atención veterinaria de estos animales, disponible las 24 horas del día. Esta gestión podrá realizarse directamente por los servicios municipales competentes (si se dispone de ellos) o por entidades privadas, sin perjuicio de que, siempre que sea posible, se realice en colaboración con entidades de protección animal».
Asimismo establece que el Ayuntamiento se encargará de buscar al propietario del perro y que si no lo encuentra será puesto en adopción a través de una entidad de protección animal.
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