

Mañana, tarde y noche. La búsqueda de Rosalía Cáceres no cesa en el entorno de Bohonal de Ibor, cuando se han cumplido dos semanas de su desaparición el pasado 25 de mayo.
Ese día, lunes, se la vio por última vez cerca de las diez de la mañana paseando por la carretera de Mesas de Ibor, mientras que la señal del teléfono móvil que llevaba se perdió unas horas después, alrededor de la una.
Desde entonces la búsqueda ha sido incesante, encabezada por un amplio dispositivo de la Guardia Civil, acompañado por cientos de vecinos de Bohonal y de distintas poblaciones de la zona y numerosos voluntarios de Protección Civil. También, de manera puntual, efectivos de Cruz Roja y DYA.
A pesar de la sucesión de batidas, la presencia de un helicóptero, el vuelo de varios drones, el rastreo de perros especializados o la actuación del equipo de rescate de actividades subacuáticas, no se ha encontrado el más mínimo rastro de Rosalía.
Natural de Bohonal, de 74 años y residente en Madrid, pasó el confinamiento en su pueblo, lejos de sus cinco hijos, que desde que se confirmó su desaparición participan de forma activa en la búsqueda.
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