Opinión

Carta al Ministro de Transportes y Movilidad Sostenible

Sr. ministro: el Ministerio del cual depende la obra en ejecución del tren de altas prestaciones a su paso por Navalmoral debe atender a la imperiosa transformación de una ciudad ligada al ferrocarril desde hace 145 años, antes de que sea demasiado tarde. Cueste lo que cueste.

Adif no puede responder a la ciudadanía extremeña que los muros potencian la comunicación y querer demostrarlo, sin avergonzarse siquiera, construyendo uno en la tercera ciudad de la provincia.

Pedir que se modifique del proyecto (crear una columna vertebral urbana verde, accesible y permeable de 1,5 km.) no dejaría sin tren a la región (la línea empieza en Madrid), ni será volver al punto de partida (¿16 años después?). Y desde luego no impedirá que en el 2032 la línea esté totalmente electrificada (a sabiendas que de Navalmoral a Madrid no será con vía doble).

Soterrar el tren no era ocultarlo, se trata de un proyecto de ingeniería no especulativo y que reconoce la realidad urbana de Navalmoral. Todos sabemos que es una ciudad mediana, no es una metrópoli, pero sí pertenece a una región que sigue apostando por hábitats urbanos a escala humana.

Desde luego la repercusión del tren a su paso por Navalmoral venia de mucho tiempo atrás. Algunas alegaciones a los estudios informativos y declaración de impacto ambiental proponían crear una estación nueva y línea fuera del casco urbano.

Gobernaban, turnándose en diferentes gobiernos, el PP y el PSOE, donde ambos pedían el soterramiento en caso de pasar el tren por la ciudad. De hecho nformes técnicos anteriores ya lo recogían, como por ejemplo el redactado en 1998 por los arquitectos locales durante la revisión del planeamiento urbanístico.

Ninguno de los dos partidos fue capaz de materializar lo que la gran mayoría pedía en caso de seguir pasando el tren por la ciudad, el soterrado: solución que no solo potenciará el número de viajeros, sino que mejora la vida interna urbana. Ambos partidos por tanto responsables a partes iguales de que el soterramiento no apareciera en la publicación definitiva, en el BOE.

Seguir luchando

¿Qué hacer para defender lo que entonces se dejó a la buena voluntad futura?

Había que buscar 16 años más tarde, entre todos, mejorar el primer proyecto aprobado, contemplar los plazos y su repercusión social y económica dado que se trata de una infraestructura que desempeña un papel crucial en el desarrollo y la sostenibilidad de la ciudad y comarcas vecinas.

No se trataba solo de resolver como fuera un punto localizado dentro de la línea Madrid (Toledo) - Badajoz (Lisboa), sino de establecer de una vez por todas la justicia de movilidad y accesibilidad en una región abandonada, aun hoy, que no tiene un tren electrificado capaz de potenciar todos los servicios que ofrece el ferrocarril, mercancías, viajeros, de servicio público y ahorro energético.

Y que no nos vengan, desde algún partido político que hasta ahora ha gobernado tanto el municipio como a la región, con que no damos la talla futura ni de viajeros, ni de economía o de grandes aglomeraciones urbanas. O lo que es peor, que ya nos acostumbraremos, que como ya está todo aprobado que intentemos mejorar pintando los muros de metacrilato de pajarillos y florecitas.

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