María Ángeles Fernández
Domingo, 15 de agosto 2021, 10:35
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«Es impresionante». Ese fue el comentario generalizado que hizo el grupo de personas que participó el jueves en una visita a los restos históricos que han aparecido en Berrocalejo tras la gran bajada de nivel del embalse de Valdecañas. Los restos del Puente del Conde sorprendieron gratamente a las once personas participantes, tanto por sus dimensiones como por su importancia histórica.
Construido en época romana, la primera persona que cita la construcción fue Fernando Colón, hijo de Cristóbal Colón, según recordó durante la visita el arqueólogo e historiador Antonio González Cordero. La estructura actual data de finales del siglo XV, cuando lo reconstruyó el conde de Miranda, que poseía tierras en Berrocalejo, El Gordo, Bohonal de Ibor y Talavera la Vieja.
El objetivo principal del puente sobre el Tajo era el paso de ganado de La Mesta, que venía por la Cañada Real Leonesa Occidental; y, una vez cruzado el río Ibor en Bohonal, bajaba dividido en grupos hacia las tierras de Trujillo. «Es una obra impresionante, es una pasada», comentó, al ver por primera vez de manera completa el puente, González Cordero, quien ha investigado todos los vestigios históricos que rodean al pantano y que han quedado bajo sus aguas.
«Es uno de los puentes de trashumancia más grande que existe en Castilla. Este tamaño es más típico de época romana. Además, destaca porque fue construido por un individuo, es decir, por iniciativa privada, cuando lo habitual es que estas construcciones las hagan reyes o concejos», narró.
El experto también recordó que el puente servía para sacar dinero, porque el ganado tenía que pagar por cruzarlo, «era una inversión económica privada». Una calzada, de la que a tramos se observa su trazado, lleva hasta el puente, que unía lo que es hoy Berrocalejo con la antigua Talaverilla, muy cerca de la zona del castillo de Alija.
El puente, que tiene unos 135 metros de largo y 35 de alto, quedó inutilizado en la Guerra de la Independencia, cuando fue volado para que no cruzaran el Tajo las tropas francesas. Lamentablemente, a pesar de la destrucción de la infraestructura, los franceses ya estaban al otro lado del río, porque habían cruzado por la zona de Puente del Arzobispo, en Toledo. Al parecer, el cargo del ejército que ordenó su voladura fue posteriormente condenado, según se comentó entre las personas que estuvieron en la ruta.
«Quiero poner en valor el patrimonio del pueblo, además es posible que no volvamos a ver el puente tan descubierto como este año», explicó Ángel Pedro Martínez, el alcalde de Berrocalejo, que organizó la visita en la participaron varios vecinos y vecinas del pueblo y que contó con las intensas y detalladas explicaciones de González Cordero. Además, la ruta sirvió para tomar imágenes que se utilizarán para promocionar el municipio del Campo Arañuelo.
Este verano, Valdecañas ha llegado a estar a un 20 por ciento de su capacidad, algo nunca visto desde dos años después de su puesta en funcionamiento, cuando se vació por problemas técnicos. Por eso las vistas actuales del puente tienen tanto valor.
Menhir de la Edad de Bronce
Además del puente, la ruta también sirvió para ver un menhir, que está a la ribera del pantano, y que forma parte de un crómlech, del que se aprecian varias piedras caídas, de la Edad del Cobre. Al menos unos 2000 años antes de Cristo. Además de un par de grabaciones prehistóricas, un lateral de la piedra tiene también una pintura vandálica.
Un poco más allá, existen diversos restos romanos y visigodos, sobre todo fragmentos de cerámicas y de molinos. Es decir, un municipio como Berrocalejo, con menos de 200 habitantes, cuenta con un patrimonio que varias épocas históricas y prehistóricas
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