
Pocos ejemplos tan llamativos como el del pantano de Valdecañas para ilustrar la escasez de agua en las presas de la cuenca del Tajo, siempre más caudalosa que la del Guadiana. Hace dos años fue noticia porque emergió de las aguas el ya famoso dolmen del Guadalperal. Desde principios de julio ha vuelto a ser visible porque la presa presenta el nivel más bajo desde el año 1966. Es decir, desde que fue terminado de construir.
La presa de Valdecañas es la cuarta más grande de Extremadura y se halla al 20,5% de su capacidad. Con la bajada de nivel del embalse del nordeste de la provincia cacereña ha aparecido frente a Los Mármoles, en la orilla de Peraleda de la Mata, la barca de Talavera la Vieja que se utilizaba para pasar personas, animales y mercancías desde Talaverilla hasta la otra orilla, donde comenzaba el camino de Peraleda.
En realidad, Valdecañas deja ver más imágenes que con un pantano medio lleno son imposibles. Entre ellas, un inmueble histórico cubierto desde hace casi seis décadas por el agua. Ahora es visible. Es una casa señorial, anterior convento y granja medieval.
Es la de los dueños de la Vega de Alarza, y se le llama la casa grande de Alarza. Hasta la desamortización de Mendizábal, en el siglo XIX, fue un convento, el de Santa Cruz de Alarza. Se encuentra en el término municipal de Peraleda de la Mata y no se había podido entrar en sus ruinas desde que fueron inundadas por la presa de Valdecañas.
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