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Fernando Alfonso Velasco se incorpora a la 'nómina' de colaboradores de HOY Navalmoral MAM
Las firmas de HOY Navalmoral

Another brick in the wall (No al muro)

«No quiero dejar a mis hijos ni a mis nietos un pueblo partido en dos por una aberración deconstructiva...»

Fernando AlFonso Velasco, activista

Jueves, 19 de diciembre 2019

Voy a usar el título de una canción de los míticos Pink Floyd como hilo argumental para presentar un alegato rotundo, directo, con todas las letras y sin paños calientes en contra de levantar otro inesperado muro de la vergüenza, cuando recientemente se ha celebrado el 30 aniversario de la caída del auténtico muro, el alemán.

Provengo de una familia de constructores. Mis tatarabuelos portugueses –origen de nuestro peculiar apellido paterno Alfonso- ya facilitaban el tránsito de personas, enseres y animales construyendo puentes sobre los ríos de nuestra región. Mi abuelo Miguel, maestro de obras varias y variadas, facilitó la vida al pueblo moralo construyendo edificios que proporcionaron riqueza al municipio, además de espacios habitables que hicieron la vida más fácil a sus convecinos.

Su nieto Fernando no es constructor, pero sí intenta proporcionar una herramienta tan útil como es el inglés para que la comunicación fluya entre las personas de países, razas, religiones y credos muy distintos. De eso se trata en el fondo lo que nos ocupa: de facilitar la COMUNICACIÓN entre los paisanos, palabra clave en todo este asunto.

La cabeza o cabezas pensantes que han decidido dar un tajo a nuestro Navalmoral deben haberlo hecho bajos los efectos de un cocktail molotov difícilmente superable. Es muy fácil tomar decisiones desde un cómodo sillón urbanita. Y cuando se trata de asuntos de esa comunidad de ahí abajo, da la sensación de que es pan comido. Despachan con celeridad insensata temas de vital importancia para los que vivimos el día a día de nuestro pueblo, y añaden una muesca más para que sigamos engrosando el furgón de cola de todos los trenes, de todas las estadísticas.

Estamos hartos de que se nos tenga en cuenta nada más que para montar, a 'jarapo sacao', leyes que faciliten la construcción de urbanizaciones de lujo en parajes ideales para jugar al golf, montar a caballo o practicar ese deporte de masas que es el esquí náutico. Estamos 'tupíos' de la desidia con la que se manejan todos los asuntos relacionados con esos belloteros que, eso sí, nos regalan un excelente jamón de bellota, unas ciudades patrimonio de la Humanidad, un pimentón de reconocido prestigio a nivel mundial, y cómo no, infinitos espacios para la caza.

Pero cuando se trata de inversiones sensatas, ¡que les den! En el área urbana de Barcelona –otro nivel, se conoce que otro país– se soterraron 20 kilómetros de línea férrea sin rechistar. Aquí estamos pidiendo que soterren 1 kilometrino de na, para que todo el mundo sea más feliz. Y lo más triste de este asunto es que aquellos políticos que tenían que haber actuado con más contundencia –léase el bellotakari de turno- , lo han hecho desde el silencio cómplice, desde el servilismo, desde el 'sí bwana' a los jerifaltes a quien se la trae floja todo lo relacionado con una comunidad dejada de todas las manos. El derecho de pernada se abolió hace décadas, pero da la sensación de que nos la quieren seguir metiendo doblada.

Nuestros padres siempre hicieron que nos sintiéramos orgullosos de este Navalmoral abierto, acogedor, campechano, diáfano. Son innumerables las personas que un día vinieron de paso y hoy pasean a sus nietos, y les muestran el pueblo que les supo enganchar y dar cobijo. Yo no quiero dejar a mis hijos ni a mis nietos un pueblo partido en dos por una aberración deconstructiva que va en contra de la actual tendencia de tender puentes. Yo, un día, quiero coger de la mano a mis nietos y llevarles a ver los trenes a la Renfe, siguiendo la más rancia tradición morala, como en su día hizo mi abuelo conmigo.

Levanta tu voz

Pero volvamos al título que ilustra estas líneas. Tú, yo, todos nosotros, con nuestra indiferencia, estaríamos siendo una parte importantísima de ese mamotreto que quieren levantar. Tú, yo, todas vosotras, con nuestra indiferencia, les estaríamos dando el hormigón necesario para armar el paredón. Levántate, levanta tu voz, no te quedes 'repanchingao' en el sofá «porque yo no voy al otro lado», mójate, protesta, reivindica tu dignidad.

Si no actuamos con firmeza, si no actuamos unidos, si flaqueamos en nuestra idea común, estaremos siendo ese ladrillo necesario que los señoritingos necesitan para construir su ansiado monumento al absurdo, a la incongruencia, al apartheid. ¡No seas, por lo que más quieras, otro ladrillo en el muro!.

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