Aniversarios
Vivimos tiempos en los que la búsqueda de la verdad se ha vuelto una quimera que no interesa a nadie o que el esfuerzo para hallarla no tiene sentido...
José María Gómez de la Torre
Miércoles, 7 de julio 2021, 23:23
Nos gusta celebrar los aniversarios de sucesos que han acontecido en el pasado y se suelen celebrar por décadas cumplidas o por un número significativo múltiplo de cinco. Este año he conmemorado tres sucesos relacionados con mi trabajo y bajo mi responsabilidad.
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Uno, el cincuenta aniversario del primer acoplamiento a la red de la C.T. La Robla, hoy en proceso de desmantelamiento. Los otros dos ocurrieron hace cuarenta años.
Uno fue la primera criticidad del núcleo de la unidad 1 de la central nuclear de Almaraz y otro fue el primer acoplamiento de esta unidad a la red. Estos dos acontecimientos fueron protagonizados por el equipo 3 de operación, química y protección radiológica que entonces comandaba. He recordado en particular a aquellos miembros del equipo que nos han dejado, y me gustaría saber si entre los que aún permanecen, que conmigo compartieron turnos de día y de noche, tienen tan buen recuerdo de mí como yo de ellos.
Si la CT La Robla está en fase de desmantelamiento me pregunto cuánto durará en funcionamiento la CN Almaraz cuando se vea obligada a pagar las toneladas de CO2 que producen otras y a quién le cargará ese muerto la ministra Teresa Rivera cuando toda la producción nuclear sea sustituida por las de centrales de ciclo combinado que producen CO2. O pensará que el que venga detrás que arree.
Se ha conmemorado el noventa aniversario de la proclamación de la Segunda República. Pocas personas quedarán que puedan recordar con nostalgia aquel evento, aunque en la población española hay muchas que desearían un estado republicano.
En cualquier caso, si alguna vez se proclamase una tercera república, la elección del presidente no debería hacerse como estaba previsto en la Constitución de 1931. La elección se hacía en las cortes y con unos compromisarios elegidos al efecto.
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Con políticos como los actuales resultaría inviable. A las pruebas me remito: para elegir a los miembros del Consejo General del Poder Judicial se necesita una mayoría cualificada. No hace falta decir que hay un partido que bloquea su renovación porque no le gusta uno de los veinte componentes del consejo. Me imagino lo que ocurriría para elegir uno de uno.
Han pasado 15 años desde la recogida de firmas «contra Cataluña» y se ha celebrado con otra recogida de firmas similar.
Hay ocasiones en la vida en las que quienes peor te quieren son los que con más brío promueven tu causa. Creo que cuanta más oposición se hace al independentismo catalán recogiendo firmas «contra Cataluña» con más ímpetu se promueve su causa haciendo independentistas a aquellos que nunca lo fueron.
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Los políticos lo saben, pero también saben que sembrar el odio hacia Cataluña produce réditos electorales en el resto de España. Y, sin asomo de pudor, se les llena la boca acusando a otros de querer romper o dejar romper España.
Creo que las pasiones nacionalistas extremas son un retroceso en la civilización. Todos amamos a nuestra patria chica. Pero todo tiene un límite racional.
Los independentistas tuvieron al frente de la Generalitat a un energúmeno como Torra, capaz de calificar de bestias carroñeras, víboras, hienas, bestias con forma humana a los catalanes que utilizan el castellano.
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Hechos tozudos
No creo que esas palabras ni la actitud de los catalanistas más radicales puedan atraer a sus filas a los no independentistas. Sin embargo, los hechos son tozudos.
En las elecciones al parlamento europeo de 2004, 257.482 votos fueron a partidos independentistas. En las de 2019, fueron 1.708.396.
En las elecciones generales de España en 2008, 298.139 votos fueron a partidos independentistas. En las de 2019 fueron 1.642.063
En las elecciones al parlamento de Cataluña de 2006 los partidos independentistas tuvieron 282.693 votos. En las de 2021 tuvieron 1.435.876
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Ante estos resultados parece increíble que, en menos de 15 años, donde antes había un independentista ahora haya cinco. Es preocupante. Algo se ha hecho y se sigue haciendo mal. Muy mal.
Vivimos tiempos en los que la búsqueda de la verdad se ha vuelto una quimera que no interesa a nadie o que el esfuerzo para hallarla no tiene sentido; lo único que importa es echar discursos convincentes y seductores, aunque la verdad brille por su ausencia.
Me viene a la memoria una frase atribuida a Voltaire: «La política es el camino para que hombres sin principios puedan dirigir a hombres sin memoria». No la hago mía. Si algún lector se siente ofendido reclame a Voltaire.
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