

La asociación de madres y padres de alumnos del colegio Campo Arañuelo quiere mostrar su más absoluto desacuerdo con la decisión de continuar con las clases tras confirmarse que uno de sus trabajadores no docente ha dado positivo por covid-19.
Lo ha informado la propia dirección del colegio a las familias, explicando en una nota que a primera hora del viernes le han comunicado el positivo de un trabajador del centro.
«Inmediatamente nos hemos puesto en contacto con el centro de salud de referencia, que a su vez ha comunicado el caso a Sanidad. Nos transmite que al no tratarse de contactos estrechos, puesto que todos hemos estado con mascarillas, el colegio se mantendrá abierto con el horario establecido», añadiendo que cualquier información que les llegue se la harán saber a madres y padres.
Y es ahí donde la AMPA no está de acuerdo: que con un caso positivo continúe abierto un colegio con 700 niños «donde el virus se puede propagar rápidamente, puesto que esa persona ha estado en contacto con los profesores y se pasea por las zonas comunes, por lo que se tenía que haber cerrado. Apoyamos la labor de los profesores, que es mucha, para que esto salga bien, pero creemos que la Inspección no está haciendo todo lo posible y Sanidad mucho menos», explicaron a HOY.
Por ello reclaman que se realicen pruebas PCR a todos los docentes al haber estado en contacto con un positivo, ya que hasta ahora parece que no han querido hacérselas.
«Los profesores están atados de pies y manos a lo que diga la Inspección o Sanidad. Están de conejillos de indias, como los niños, cuando tienen que estar regulados de alguna forma. Es vergonzoso».
Igualmente reclaman que el colegio se desinfecte antes del lunes, «que es cuando tienen que volver los críos».
Ajenos a todo eso, los chavales han vuelto al centro, de forma escalonada, entre el jueves y el viernes, por distintas entradas según los cursos, con mascarilla obligatoria, distancia de seguridad y toma de temperatura en el patio antes de acceder a las aulas.
También con aplausos de los escolares, docentes, madres y padres –éstos al otro lado de la valla- al iniciar un curso tan extraño como este, que no olvidarán en su vida.
Mientras, en el exterior, agentes de la Policía Local y voluntarios de Protección Civil regulaban el tráfico en la avenida del Magisterio, con vallas y varios desvíos provisionales para facilitar el acceso a los colegios y dejar espacio a padres y madres a las puertas.
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