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Gema Garrido
Adrián Casado, el único Empalao que salió en la madrugada del Jueves al Viernes Santo

Adrián Casado, el único Empalao que salió en la madrugada del Jueves al Viernes Santo

Recorrió las estrechas y empinadas calles de Valverde de la Vera, repitiendo un ritual que se remonta al siglo XVI

MAM/Emma Pérez-Romera

Lunes, 1 de abril 2024, 12:40

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Adrián Casado, un joven de 20 años, repitió como Empalao recorriendo en la madrugada del Jueves al Viernes Santo las estrechas calles de Valverde de la Vera, bastante menos concurridas que en ediciones anteriores por culpa de las adversas condiciones meteorológicas.

De hecho en las horas previas eran muchas las dudas, sobre todo fuera del pueblo, sobre si saldrían o no los penitentes dada la lluvia persistente, en especial durante la tarde y primeras horas de la noche, y los negros y compactos nubarrones que cubrían la sierra de Gredos y la comarca de la Vera

Adrián fue el único que lo hizo, junto con tres nazarenos, repitiendo un ritual religioso cuyo origen se remonta al siglo XVI, cuando la orden de la Cofradía de Nuestro Señor Jesucristo ya realizaba estos actos de penitencia. Entonces se llamaban Hermanos de Disciplina que, con el paso del tiempo, se convirtieron en Empalaos, como se recuerda desde Turismo Extremadura, al tratarse de una Fiesta de Interés Turístico Regional que quiere volver a ser Nacional.

Una promesa o 'manda' supone el inicio de un vía crucis por las calles de la localidad, en el que el Empalao camina descalzo, llevando sobre sus hombros un timón de arado sujeto por una soga de esparto que le rodea pecho y brazos desnudos.

Una enagua blanca le cubre de cintura para abajo y de la mitad de sus brazos penden un par de vilortas, con tres aros cada una, y una toga, símbolo del Crucificado. Un velo blanco que sujeta con una corona de espinas cubre su rostro, sobresaliendo por encima de la cabeza dos espadas cruzadas. Todo ello colocado previamente de una manera exquisita, siguiendo otro ritual.

Vestir al Empalao exige todo un ritual Gema Garrido

El recorrido se realiza en absoluto silencio, ante la mirada de vecinos y visitantes, éstos sorprendidos si lo ven por primera vez, acompañado por la figura del Cirineo, que se oculta bajo una manta y le alumbra el paso con un farolillo. Adrián lo hizo a paso rápido, en unos 45 minutos, y sin mojarse, porque dejó de llover poco antes de empezar y volvió a hacerlo nada más terminar su recorrido.

Momentos importantes de la madrugada son el cruce de dos empalaos, en el que ambos se arrodillan en señal de respeto mutuo, y el paso por las 14 cruces repartidas por el término municipal, ante las cuales también tienen que arrodillarse, igual que ante las nazarenas.

Dura experiencia

El suelo mojado y la humedad del ambiente, además de la propia complejidad que vive el Empalao por la opresión de las cuerdas sobre su piel y la posición de los brazos y su cuerpo, limitado en movimientos y agilidad, hizo del recorrido este año algo diferente que necesitaba de más concentración, si cabe.

Andrea Garcia-Bohaben

«Una locura salir con la noche que hace», comentaban algunos vecinos. «El Empalao que salga a las calles lo hace bajo su propia responsabilidad», fue la decisión final.

Y allí salió Adrian Casado Carrizal, valverdano de 20 años en su segunda experiencia como Empalao, la primera en Viernes Santo de 2023.

Al término del recorrido, en el que estuvo en todo momento acompañado por familiares y amigos, y bajo la atenta mirada seria de su madre, Prado Carrizal, que rápidamente comenzó a darle friegas de alcohol de Romero para que la circulación de la sangre volviera a normalizarse en sus brazos, vino su beso y su abrazo y las lágrimas y el suspiro tranquilizador.

«Se pasa muy mal, no se lo deseo a nadie, el suelo mojado, la noche que hace, un resbalón… no lo quiero ni pensar», decía la madre, sufrimiento en todo momento reflejado en su rostro y en su llanto.

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