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Participantes en el campamento con Angelines en el mini museo
Angelines Sánchez Méndez insiste en la creación de un museo etnográfico

Angelines Sánchez Méndez insiste en la creación de un museo etnográfico

Ha montado un mini museo en la Casa de Comillas, que le gustaría fuera el embrión de algo más ambicioso

Miguel Ángel Marcos

Jueves, 19 de julio 2018, 21:10

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Angelines Sánchez Méndez, al frente del campamento de tradiciones que viene realizando desde primeros de mes con una decena de participantes, ha creado un mini museo etnográfico en la planta baja de la Casa de Comillas, que está teniendo muy buena acogida. A la responsable del grupo de coros y danzas El Encinar le gustaría que fuera el embrión de algo más ambicioso, un museo permanente, para lo que necesitaría la cesión de un local por parte del Ayuntamiento por entender que será muy beneficioso para la población

Con su habitual entusiasmo, Angelines recorría con HOY el mini museo para detallar su contenido.

«En la entrada principal se simula una cocina antigua, donde están el matrimonio y sus hijos guisando pimientos. Hay tenazas, sartenes, el tarro de la sal, el molinillo, el fuelle... Después se pasa a los aperos, con la criba, la pala, cántaros, botijos o tinajas. Tampoco faltan el baño o el cuarto de estar, con la vajilla de entonces, la radio, la máquina de coser o el bastidor de la costura. Y finalmente la alcoba, con la mesilla, el candil o el orinal».

Todo ello, y muchos más utensilios antiguos, en unos pocos metros cuadrados, con la intención de que se conozcan los elementos que formaban una casa.

«Llevamos muchos años yendo con los niños a la residencia de ancianos a cantar y bailar, y como los hay muy mayores queremos que les quede la historia de lo que han sido elementos antiguos», explica.

¿Por qué no permanente?

Y es que ese es el objetivo que persigue desde hace tiempo. Crear un museo etnográfico en Navalmoral, como tienen otras muchas poblaciones.

«Me encantaría trabajar para ello y poner todo mi esfuerzo y el de mucha gente que ya ha venido a verlo y que nos ofrecen cosas, pero aquí no hay espacio para poner más. Haría falta un sito más grande y que fuera permanente. Yo creo que al pueblo le agradaría tener algo así».

El mini museo se abre por la mañana, de diez a una y media, si bien el horario no es estable porque lleva a los chavales a distintos sitios para hacer actividades.

Por eso le gustaría que pudiera quedarse el mes de agosto, ya sin campamento, para mostrar a vecinos y visitantes «que nosotros también sabemos guardar y conservar nuestras tradiciones».

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