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Vanesa Muela, la ponente, y los docentes que participaron en el curso
Dale a la cazuela, dale a la sartén

Dale a la cazuela, dale a la sartén

Un grupo de docentes de la comarca aprende a hacer percusión con instrumentos de cocina

Miguel Ángel Marcos

Lunes, 27 de noviembre 2017, 08:39

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Una criba es el instrumento más extraño con el que ha hecho música Vanesa Muela, especialista en folklore tradicional, que la pasada semana impartió un original curso sobre 'Percusión con instrumentos de cocina' a una veintena de docentes del Campo Arañuelo, promovido por el Centro de Profesores y Recursos de Navalmoral.

Almireces o botellas de anís son utensilios que se utilizan habitualmente como instrumentos a la hora de interpretar la música tradicional, como ocurre con los grupos de zambomberos en el caso de Navalmoral o de formaciones folklóricas de distintos puntos de la región. Lo que ya no es tan habitual es hacer música con sartenes, cazuelas o tapaderas de cazuelas, como han aprendido los asistentes al curso de una profesora de excepción, tanto por los conocimientos que atesora como por la forma de transmitirlos.

Se trata de Vanesa Muela, especializada en instrumentos, bailes y canciones de Castilla y León. De hecho lleva toda su vida dedicada a la música tradicional, puesto que empezó a cantar con solo 4 años y ya a los 6 protagonizó su primer recital, en el Teatro San Viator de Valladolid, cantando en directo doce canciones tradicionales.

Desde entonces ha ofrecido más de 3.000 conciertos por todo el territorio nacional y en países como Portugal, Alemania, Austria, Italia, Francia o Grecia, además de grabar varios discos, en solitario y con distintas formaciones. Esa actividad en escenarios y estudios de grabación la combina con su faceta didáctica, impartiendo ahora mismo clases en tres escuelas de folklore y «donde me llaman. Porque cada vez hay más una vuelta a buscar tus raíces y parece que esto a la gente le vuelve a interesar», decía a HOY en la última de las tres jornadas que ofreció en las aulas del antiguo colegio de El Pozón.

Preservar un legado

«La música tradicional forma parte de nuestro patrimonio inmaterial y es una manera de acercarnos no solo a nuestros antepasados, sino de revivir su sociedad y cultura en nuestras actuales generaciones. La utilización de instrumentos de cocina nos acerca a una expresión musical cotidiana que hoy en día se ha perdido o se ha transformado, por lo que desde los centros educativos podemos ayudar a preservar este legado musical y acercar a los alumnos a nuestro rico patrimonio musical popular», dice el director del CPR moralo, Juan Hernández, en la presentación del curso.

Después apuntaba los objetivos que se perseguían con su celebración, como son descubrir las posibilidades sonoras de los elementos cotidianos que están en nuestra cocinas y su capacidad para hacer música, familiarizar a los alumnos con los ritmos y canciones de toda la vida, conocer los ritmos básicos del folklore español, valorar el aprendizaje de los ritmos como medio de enseñanza y conocimiento y acercarse a la cultura musical de diferentes comarcas y pueblos a través de sus ritmos más característicos.

De ahí el contenido del curso. Primeros los ritmos tradicionales, como jotas, fandangos, seguidillas, corridos, ligeros, agarraos, rumbas o charros. Después, diferentes técnicas aplicadas en los instrumentos de cocina, como almirez, sartén, cucharas o tapadera de cazuela y finalmente ritmos de panaderas.

A tenor de los comentarios de las participantes -en su mayoría mujeres- y de las felicitaciones que no paraba de recibir mientras firmaba discos, es evidente que la ponente consiguió los objetivos marcados. La impresión que nos dio, tras presenciar algo más de media hora de clase, es que pocas veces un grupo de profesores se lo ha pasado tan bien en un curso, cantando, bailando y haciendo música con instrumentos que no hubieran imaginado.

La gente no tenía dinero

«Son instrumentos que se han tocado toda la vida, explicaba. La botella de anís, las cazuelas, las tapaderas de cazuelas, las cucharas, los morteros... Incluso la sartén. Se han tocado siempre, porque antes la gente no tenía dinero para encargar a un artesano que le hiciera un instrumento. Tenían que hacer la música con lo que tenían a mano, y lo que tenían a mano eran instrumentos de cocina. Y además se puede llevar cualquier ritmo. Tengo una buena didáctica y si lo explicas bien y lo sabes defender, es fácil».

«Cuando empecé a cantar, añade, vi que en los pueblos había muchos más instrumentos de los que se tocaban habitualmente y que la gente mayor tocaba otras cosas, no solamente panderetas, panderos o zambombas. Como que de pronto se me abrió la mente a otros instrumentos. Luego fui conociendo a la gente mayor que canta, que me han ido enseñando a tocar».

En esta primera visita a Navalmoral -porque a la vista de las encuestas repetirá el próximo año- se ha centrado en el almirez, la sartén, las tapaderas de cazuelas y las cucharas, dejando para entonces «conchas, botella de anís y repertorio tradicional infantil con pandereta, que es un instrumento difícil pero se ven en los resultados rápidamente».

El repertorio de Vanesa Muela se circunscribe a las nueve provincias de Castilla y León, aunque conoce bien Extremadura, porque ha venido muchas veces, y asegura que existen numerosas similitudes entre las dos regiones. «Tenemos muchos nexos de unión», afirma.

Para terminar, insiste que la percusión es muy divertida, «y la percusión tradicional, todavía más», y que los cuchillos los deja «para otros usos», en respuesta a una pregunta final un tanto desenfadada.

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