Miguel Ángel Marcos
Lunes, 20 de noviembre 2017, 15:05
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De un terreno olvidado durante siglos a orillas del Tajo, a exponerse en el Museo del Louvre, en París. Después en el Museo de Rabat y en el de Cáceres y ahora, cerrando el círculo, a su origen, a Romangordo, donde se muestran hasta mediados de diciembre los descubrimientos más recientes del yacimiento medieval de Medina Albalat, que se excava desde hace varios años.
'Al-Balât, vida y guerra en la frontera de Al-Andalus' es el título de una exposición poco habitual en un pueblo de apenas 200 habitantes y de cuya importancia da cuenta la nómina de colaboradores con el Museo de Cáceres, que es el organizador. Presidencia de la Junta de Extremadura, la Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Romangordo, Ciham-UMR 5648, CNRS Lyon, la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid y la fundación suiza Max van Berchem, además de la asociación local Madinat Albalat.
¿Y donde radica la importancia de esta población amurallada, citada por fuentes árabes desde la segunda mitad del s. X bajo el nombre de Majâdat al-Balât y de los restos encontrados?. Principalmente en el control de un paso natural del Tajo,
"Las excavaciones han mostrado que fue ocupada hasta la primera mitad del s. XII, durante la época almorávide. Una vez conquistada fue donada, sucesivamente, a Órdenes Militares y a la recién fundada, por entonces, ciudad de Plasencia, aunque no parece que conociera más ocupación estable", se dice en la presentación.
A través de una selección de sus materiales, algunos ciertamente llamativos, se propone al visitante un recorrido por el pasado para acercarse a lo que fue la vida cotidiana de sus moradores, que estuvo marcada por la cercanía de la frontera con los reinos cristianos. Ese recorrido se divide en ocho apartados: presentación, historiografía, contexto socio-cultural, casa y su ajuar, vida cotidiana, actividades especializadas, guerra y después de 1142 hasta hoy.
La mayor parte del material encontrado en el interior de las viviendas son cerámicas relacionadas con la preparación, presentación y almacenamiento de los alimentos y la iluminación.
"No obstante, objetos de otros materiales, más lujosos como el vidrio con un jarrito, o de bajo coste como el hueso, completan lo que fue un ajuar de la primera mitad del s. XII", se apunta.
También se han encontrado restos de puertas, como candados o herrajes, y objetos diversos que aportan datos sobre la vida diaria y el estatus de sus habitantes. Como las piezas de ajedrez, la torre y el peón, que quizá sean los hallazgos que más han llamado la atención en las distintas muestras. Aunque también se han documentado otras actividades lúdicas, a través de fichas de piedra o de cerámica talladas y pulidas con las que se jugaba sobre tableros.
Un violento final
La exposición también recoge actividades como la confección textil, la molienda de cereales o la forja de hierro "en talleres metalúrgicos agrupados a ambos lados de un tramo de calle". Sin olvidar la pesca, la caza o la extracción de madera de los árboles, para terminar con el último asedio a la población, en el verano de 1142, por parte de milicias cristinas de Ávila y Salamanca.
"La arqueología ha corroborado un violento ataque que puso fin a la ocupación estable en Albalat. Numerosas puntas de flecha y ballestas y proyectiles de piedra fueron utilizados en el curso del enfrentamiento bélico. Pero también los niveles de incendio, las techumbres derrumbadas, una ocultación monetaria e indicios de rapiña nos recuerdan los últimos momentos vividos en este rincón de Extremadura".
El yacimiento arqueológico de donde han salido todas estas piezas y datos es de fácil acceso, puesto que está ubicado cerca de la autovía de Extremadura, por las salidas en los kilómetros 200 y 207, cerca del parque nacional de Monfragüe, pudiendo aparcar al pie de la muralla. De hecho es el único resto visible de lo que allí hubo, salvo cuando al final del verano se ponen a excavar los voluntarios para sacar a Medina Albalat de un letargo que ha durado demasiado tiempo. Cerca de 900 años.
La muestra abierta en el centro cultural de La Plaza de Romangordo es una magnífica forma de acercarse a su, hasta ahora, desconocida historia.
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