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Navalmoral necesita, con cierta urgencia, aparcamientos disuasorios

Navalmoral necesita, con cierta urgencia, aparcamientos disuasorios

El coordinador del equipo de investigadores de la UEx que ha estudiado el tráfico rodado en la población, José Antonio Gutiérrez, resume sus conclusiones para HOY

José Antonio Gutiérrez, grupo de investigación DESOSTE

Miércoles, 15 de febrero 2017, 16:12

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Es obligado empezar este artículo, agradeciendo a la Corporación Municipal de Navalmoral la confianza depositada en el grupo de investigación DESOSTE de la Universidad de Extremadura. Gracias al apoyo e implicación de los poderes locales de la ciudad se ha podido realizar el estudio que ahora se presenta. Por otra parte, el contraste empírico de los postulados teóricos y la transferencia de los resultados de investigación son elementos básicos y muy necesarios en el desarrollo del conocimiento.

Pasando al análisis de la situación del tráfico, hay que reconocer que los problemas que presenta Navalmoral no son muy distintos de los que acontecen en otros municipios de similar tamaño. Sin embargo, su peculiar concentración urbana, que se ha visto restringida por sus dos barreras geográficas, la vía del ferrocarril Madrid-Lisboa y la elevación montañosa del sur, donde se ubica la Piedra Caballera, ha permitido dotar a Navalmoral de una buena y rápida accesibilidad a los servicios, rompiendo con la dinámica de la ciudad dispersa que tanto ha proliferado en muchas ciudades en las postrimerías del siglo XX y principios del XXI. Así, el 85% de los escolares residentes en la ciudad están a menos de 2 kilómetros del colegio que tienen asignado, al mismo tiempo, en menos de 15 minutos el 80% de la población puede acceder caminando a la mayor parte de los servicios básicos.

A pesar de estas buenas condiciones de acceso a los servicios básicos, se aprecia un volumen de tráfico excesivo, poco compatible con la tortuosa y estrecha trama viaria que presenta la parte central del casco urbano. Particularmente aguda es la intensidad media de vehículos en la entrada de la carretera de Jarandilla de la Vera, donde se han registrado más de 14.000 desplazamientos diarios. El elevado número de vehículos detectado provoca innumerables problemas en la cohabitación con otros modos de desplazamiento no motorizados.

Según la opinión que han manifestado los ciudadanos, las condiciones de las vías públicas no son adecuadas para los desplazamientos peatonales, sobre todo para las personas con movilidad reducida. Al mismo tiempo, el elevado número de automóviles que soporta la ciudad y la escasez de espacios públicos destinados a aparcamientos, hace poco menos que imposible dar respuesta a la demanda de plazas de estacionamiento en el casco urbano.

El tráfico rodado cuenta con un anillo principal, formado por la Ronda Sur y el trazado de la carretera Nacional V, que facilita la circulación perimetral de la cuidad, a pesar de que existe algún tramo conflictivo. Concretamente, la conexión de la avenida del Magisterio y la calle Antonio Concha no presenta una sección tipo acorde con el nivel de jerarquía de viario al que pretende dar servicio. La potenciación de esta circunvalación es un elemento clave para disminuir la intensidad circulatoria en la parte central del núcleo urbano.

Tres problemas

Por tanto, se puede concluir que la excesiva intensidad de tráfico, la reducida sección tipo de los viales y la falta de aparcamientos son los principales problemas con los que se enfrentan los ciudadanos de Navalmoral en sus desplazamientos diarios. Para remediar estos problemas, quizá la primera acción que se debería acometer, además con cierta urgencia, es la creación de aparcamientos disuasorios. Aparcamientos que deben estar bien conectados con las vías de acceso a la ciudad y, al mismo tiempo, permitir el acceso peatonal seguro y fácil a lo zona central.

La urgencia de esta actuación viene motivada por el importante papel que el sector terciario juega en Navalmoral, como punto proveedor de servicios de los pueblos de la comarca de Campo Arañuelo. El mantenimiento de la atracción comercial está condicionado por la puesta en marcha de ciertas mejoras en los aparcamientos, pues la inmensa mayoría de los potenciales compradores acceden, como único modo de transporte, a través de sus vehículos particulares.

La adecuación de las secciones de las vías públicas del centro de la ciudad, para que permitan el normal uso y convivencia de los vehículos y los peatones, es otra de las actuaciones que se deben acometer sin mucha demora. Recuperar el espacio público para el uso de los modos de transporte no motorizados, dando seguridad a los mismos, es muy importante en la búsqueda de la racionalización del tráfico. Así, varias de las arterias interiores deberían convertirse en calles de plataforma única, eliminando los aparcamientos en superficie, limitando la circulación a residentes y estableciendo medidas de reducción de velocidad.

La eliminación de estacionamientos en la vía pública se podría ver compensada con la oferta que deben dar los aparcamientos disuasorios. Al mismo tiempo, se daría respuesta a una demanda claramente manifestada por los ciudadanos, una mejora en seguridad y comodidad en el tránsito de peatones en la zona central de la ciudad.[Si existe posibilidad, nos gustaría poner esta fotografía que muestre un ejemplo de plataforma única y el uso mixto peatón-vehículo motorizado]

Por último, sería conveniente reacondicionar el anillo perimetral de la ciudad para que ejerza de elemento distribuidor del tráfico de largo recorrido en los desplazamientos urbanos. Concretamente, en el sureste habría que acondicionar ciertas vías que impiden el normal funcionamiento del anillo, limitando los aparcamientos y ampliando las aceras para desagregar convenientemente los modos de desplazamiento. El correcto funcionamiento de este elemento distribuidor de tráfico permitirá una notable mejora en el centro urbano, al reducirse notablemente el número de vehículos que colapsan diariamente sus calles e impiden la normal circulación peatonal.

Estas actuaciones sería conveniente realizarlas bajo la tutela de estudios rigurosos, que permitan encontrar las mejores soluciones para cada uno de los problemas detectados. También, sería muy importante contar con el visto bueno y la complicidad de la ciudadanía, puesto que los ciudadanos son los principales actores de la movilidad urbana, es decir, aquellos que padecen el rigor del tráfico y los que podrían disfrutar de las futuras mejoras.

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